miércoles, 19 de marzo de 2014

Alter ego.

Dicen, -aunque yo no soy mucho de escuchar a alguien que no sea yo misma- que todo final es un nuevo comienzo.
Y aquí estoy otra vez, en el principio o el final de algo, aun no sé el qué.
Me ha costado más en todo este tiempo cerrar capítulos en mi vida que a Ana Botella le costará sacarse el B2.
Y eso dice mucho de las dos, aunque sobre todo de mi.
No sé bien como empezar. O acabar.
Porque a mi lo que me gusta es estar siempre en medio, haciendo algún destrozo.
Si tuviese que resumir en una palabra los últimos cinco años de mi vida sin duda sería: . Como pronombre o posesivo, eso ahora es lo de menos. Y yo siempre estoy de más. 
Ya me entiendes.
Tú.
Tu felicidad.
Tu vida.
Tu tiempo.
Tu espacio.
Tu decisión.
Y luego yo, si queda sitio para mí en algún lugar, o si queda rastro de mí, claro.
Lo mejor es cuando ya no sabes a quien dirigir todos esos "tú". Cuando todos esos "tú" acaban siendo un yo de la forma más indirecta posible.
Tú no eres la misma.
Tú has cambiado.
Tu vida.
Tu tiempo.
Tu espacio.
¿Tu decisión? Eso si que no.
Y ya no queda sitio para un nosotros.
Lo peor, es cuando empieza todo, o acaba.
Y no tienes ni fuerzas ni ganas de cerrar otro capítulo, porque creías que por fin este era el bueno.
Pero tu alter ego te la ha vuelto a jugar.
Y yo siempre añado dos puntos suspensivos al punto y final...

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