Ya está bien de inyecciones cargadas de inseguridad en dosis
mortíferas.
De melodramas.
De idas y venidas.
De tus peccata minuta entre risas.
Y de las prisas.
Sobre todo de las prisas.
Que dentro sigue habiendo ruinas y tú no pareces querer
ayudar.
Ya está bien de este falso autocontrol disfrazado de
indiferencia.
De las dudas.
De los cambios.
De por qués.
Y del conformismo.
Sobre todo del conformismo.
Que conformarse es ser funambulista en tus precipicios y sé
que a veces quieres verme caer.
Ya está bien.
Punto y final.
Un punto y final a estas ganas insaciables de anestesiar el
dolor de todos mientras a rastras ignoro el mío.
Un punto y final a todo ese miedo al que me acostumbraste.
Un punto y final a las miradas hacia atrás añorando lo que
jamás pudo ser.
Un punto y final.
Que con todo lo que ha llovido.
Siempre acaba siendo una coma.
Y ya me quitas las ganas de escribir.